Las obras de Henning von Gierke son escenificaciones pintadas de la vida. Sus cuadros impresionan no sólo por su magistral realización, sino sobre todo por sus profundos temas que nos llevan a través de su vida cotidiana, planteando cuestiones esenciales de la existencia e iluminándolas en el contexto de la naturaleza, la religión, la filosofía y la historia del arte en el aquí y ahora. El arte -y especialmente su arte- consigue hacernos reflexionar sobre lo desconocido. ¿Qué ocurre con nuestras mentes cuando morimos? ¿Qué es la justicia? ¿Qué es la belleza? ¿Y cuál es en definitiva el sentido de la vida?
Henning von Gierke consigue ir más allá de la belleza puramente objetiva y entender el arte como una ciencia de los sentidos que nos educa. Su éxito habla por sí mismo: no sólo me ha cautivado a mí con su profunda pintura, sino que grandes del cine como Werner Herzog, directores como Wolfgang Wagner y Michael Hampe, y directores de orquesta como Wolfgang Sawallisch también han buscado su colaboración. Un gran público internacional y coleccionistas de larga trayectoria acompañan al pintor en su camino. Junto al lenguaje, el arte es la forma más antigua de comunicación y, a través de su respectivo medio, transmite entre líneas la esencia de la vida para quienes buscan el sentido y lo esencial.
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