Más que meras superficies en las que las líneas encuentran sus límites y se anclan los colores, las pinturas de Henning von Gierke son como espejos que reflejan la transición entre el nacimiento y la muerte en el ciclo perpetuo de tales impulsos arraigados; se revelan como pasajes -sin loci ni tempora- en los que la saturación terrenal busca alcanzar la cúpula celeste. En su «cambio constante» lleva
el artista despega las capas de alienación que ha acumulado el proceso de civilización, devolviéndonos la claridad de lo esencial, a través de símbolos, signos y paisajes oníricos:
Significados, Significados. Reinterpretando deidades lejanas y olvidadas, nos hace querer y sobre todo creer que tal vez sea posible que recordemos tiempos de misterios, profecías y hechizos, esos tiempos en que el destino chocó con el
La realidad se entretejía y lo sobrenatural jugaba con el cuerpo y la mente. Henning von Gierke salva la aparición de lo sagrado profano en el ser humano.

carla devesa rodrigues
Conservador del Museu da Horta